jueves, 1 de agosto de 2024
En referencia a las imágenes de la inauguración de los Juegos Olímpicos, la Presidencia de Asuntos Religiosos declaró: “Los contenidos de pedofilia y LGBT que se resaltaron deliberadamente revelaron claramente la horrible cara de los centros mundiales de depravación. Esta corriente de pensamiento prácticamente ha declarado la guerra a la decencia y a la dignidad de los seres humanos y a las creencias y valores de las sociedades”.
En la era de la comunicación, en la que cualquier idea que surja en una parte del mundo logra influir el mundo entero sin límite de tiempo y espacio; estamos experimentando sucesos en los que la humanidad se ve sometida a una rápida y completa degeneración en términos de creencias, valores, percepción y cultura. Lo más grave de esto es que las naciones, las sociedades y sobre todo las nuevas generaciones están indefensas ante los atentados contra las creencias, la moral y los buenos valores.
A lo largo de la historia, en periodos en los que la humanidad estuvo atrapada en la ignorancia, hubo concepciones y prácticas desviadas que destruyeron el estado natural de las cosas (fitra); Sin embargo, hoy en día, cuando las posibilidades de comunicación e interacción han alcanzado niveles vertiginosos, el efecto destructivo de tales planteamientos tiene un mayor impacto y amenaza no sólo a una región, sino a toda la humanidad.
Uno de los temas más importantes que desconocen la realidad material y espiritual, el valor existencial y la dignidad del ser humano y lo alejan de su esencia son las políticas de “desexualización” que constituyen la base de todo tipo de corrupción bajo el nombre de libertad de orientación sexual.
El género, que es un código asignado a los seres humanos desde el nacimiento y por voluntad de Allah, no es una cualidad que el individuo pueda decidir por sí mismo o cambiar cuando lo desee. La creación de los seres humanos como hombres o mujeres es una bendición y constituye una sabiduría divina; por lo que el enfoque de los esfuerzos de desexualización es una rebelión contra esta voluntad. Los discursos LGBT no son un llamado a la libertad, por el contrario, son el pilar de oscuras ideologías imperialistas que pretenden desvincular a los seres humanos de Allah, el universo, el propósito, la sabiduría y la responsabilidad, y convertirlos en objetos de consumo en la vorágine de una vida sin sentido y sin rumbo.
Estos discursos pintorescos, que ignoran todos los valores, virtudes, cualidades superiores y honorables que componen al ser humano y los arrastran a la frustración en nombre de la libertad ilimitada, son en realidad corrientes ideológicas antirreligiosas y antimorales que pretenden producir un paupérrimo ser sin hogar y sin raíces y moldearlo bajo sus propios intereses.
En este contexto, los contenidos de pedofilia y LGBT, que se destacaron deliberadamente en la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de 2024 en Francia, revelaron claramente la horrible cara de los centros mundiales de depravación. Esta mentalidad, que transforma cada escenario en una herramienta de propaganda, ha declarado la guerra a la decencia y la dignidad humanas, a las creencias y los valores de las sociedades.
Un programa emitido en directo en todo el mundo se ha convertido en el escenario de perversión el cual pretende abusar de los sentimientos y pensamientos de la juventud en cuanto al tema de su sexualidad. Es absurdo que algunos países occidentales, especialmente Francia como anfitrión, se desentiendan de esta deshonra que avergüenza a la humanidad y utilicen el arte y el deporte para una propaganda tan perversa. Occidente, conocido por su intolerancia hacia las creencias, las culturas y otras civilizaciones que ha marginado desde el pasado, demuestra que en realidad está en quiebra al aplaudir una deriva que insulta incluso los símbolos y valores religiosos de su propia sociedad.
Debe saberse que cualquier mentalidad que pretenda alterar la naturaleza pura (fitra) del ser humano, la criatura más distinguida y valiosa de la tierra, cualquier pensamiento que humille los valores religiosos y humanos, cualquier actividad que fomente la inmoralidad puede legitimarse escudándose en el discurso de la libertad. Las políticas de desexualización, que alejan al siervo de su Señor, que se oponen abiertamente a la revelación divina y a las advertencias de todos los profetas, y que pretenden destruir a la familia, a una estructura social y sana, son dignas de ser condenadas por todo aquel que tenga sentido común. Como comunidad humana, es obligatorio adoptar una postura colectiva contra estas concepciones desviadas para proteger el futuro de la humanidad. Especialmente de los dirigentes, pensadores, líderes religiosos, líderes de la sociedad civil y todos los individuos racionales de las sociedades occidentales quienes tienen una gran responsabilidad al respecto.
La Presidencia de Asuntos Religiosos seguirá oponiéndose con determinación a cualquier discurso y acción que amenace la fe, la moral y la existencia digna del ser humano. Continuará guiando a los jóvenes hacia el bien y lo correcto frente las tendencias que dañan su mundo de creencia, su autopercepción y su conciencia de identidad, especialmente en lo que respecta a la falta de género.
Apoyamos e incentivamos el arte y el deporte que agregan valor a las personas, y deseamos éxito a nuestros deportistas que representan a nuestro país en las olimpiadas.
Presidencia de Asuntos Religiosos
Gabinete de prensa y relaciones públicas